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Historia de las principales calles de Cusco

Historia de las principales calles de Cusco

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Descubre la historia de las principales calles de Cusco, Cada una de ellas encierra relatos que combinan historia, cultura y curiosidades.
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Cusco, la majestuosa ciudad imperial, no solo deslumbra por sus paisajes y arqueología, sino también por el legado de sus calles. Cada una de ellas encierra relatos que combinan historia, cultura y curiosidades, desde épocas incaicas hasta tiempos modernos. A continuación, exploraremos algunas de las más emblemáticas:

Calle Hatun Rumiyoc

Esta calle alberga el antiguo Palacio de Inca Roca, cuyos vestigios se mezclan con estructuras coloniales y republicanas, formando hoy el Palacio Arzobispal. Lo más destacado es la célebre "Piedra de los Doce Ángulos", una roca tallada con increíble precisión que pesa alrededor de 6 toneladas. Aunque en Cusco existen piedras con más ángulos, esta sobresale por la perfección de su tallado y su tamaño, convirtiéndose en un símbolo de la arquitectura incaica. Los muros están hechos de diorita ígnea, una piedra con alta resistencia y propiedades magnéticas, que, según algunos, brinda energía a quienes la tocan.

¿Qué significa Hatun Rumiyoc?

Hatun Rumiyoc, que en quechua significa "la que tiene grandes piedras", hace honor a su nombre. En la época incaica, esta calle albergaba el Palacio de Inca Roca, una residencia para los integrantes de su panaca real. Actualmente, a lo largo de sus caminos empedrados, no solo se respira historia, sino que también se encuentran tiendas de artesanías donde los visitantes pueden adquirir prendas de alpaca, joyas, esculturas y recuerdos típicos.

Además de su relevancia histórica, la calle forma parte de la Zona Monumental del Cusco, declarada Monumento Histórico del Perú en 1972, y está incluida en el área reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. En 2014, fue integrada a la red vial del antiguo Tawantinsuyo, reforzando su valor como testimonio de la civilización incaica.

Calle Loreto

La Calle Loreto, conocida también como Intikijllu o "Callejón del Sol", es uno de los pasajes más emblemáticos y transitados del centro histórico de Cusco. Este estrecho callejón, flanqueado por imponentes muros incas, conecta la Plaza Mayor con otros puntos importantes de la ciudad, brindando una experiencia única a quienes lo recorren.

Su nombre en quechua, Intikijllu, refleja su importancia como entrada hacia el corazón de la ciudad, donde destacan monumentos como la Basílica Catedral del Cusco, la iglesia de la Compañía de Jesús y la majestuosa Plaza de Armas. Este callejón no solo ofrece vistas panorámicas del paisaje urbano cusqueño, sino que también resguarda siglos de historia en sus muros.

Originalmente, la Calle Loreto albergaba el palacio del Inca Huayna Cápac, conocido como Amaru Cancha o "Casa de la Serpiente". Este recinto incaico, con su característica mampostería de piedras perfectamente encajadas, fue parcialmente reemplazado durante la época colonial para dar lugar a edificaciones que aún conservan las bases originales. La mezcla de culturas se hace evidente en cada detalle arquitectónico, haciendo de esta calle un testimonio vivo de la historia cusqueña.

Calle Resbalosa

La Calle Resbalosa, conocida por su empinada pendiente y su suelo adoquinado, conecta con la plaza San Cristóbal. Su nombre en quechua, Sikitakana, hace referencia al riesgo de caídas debido a la resbalosidad de su pavimento, especialmente cuando está mojado. Según la tradición oral, se dice que en una de las casas de esta calle vivió el mestizo Agustín Ruelas, quien, según relatos, solía armar disputas entre los vecinos con apodos satíricos. Hoy, la calle sigue siendo famosa no solo por su historia, sino también por su cercanía al mirador de San Cristóbal, que ofrece vistas espectaculares de Cusco.

Calle Suecia

La Calle Suecia, como se conoce hoy en día, en realidad tiene un origen más humilde. Su nombre original era Calle Sucia, una denominación que refleja su pasado durante la época colonial y republicana. En esos tiempos, Cusco era un importante centro de comercio y, debido a la llegada de personas provenientes de diferentes provincias, la calle se llenaba de animales de carga como caballos, mulas, llamas y alpacas. Estos animales eran atados en la calle mientras sus dueños realizaban diligencias en la ciudad. Como resultado, la calle se convertía en un muladar, especialmente durante las celebraciones de Semana Santa y Corpus Christi, cuando el flujo de personas y animales aumentaba.

Con el tiempo, en un esfuerzo por embellecer la ciudad, se decidió cambiar su nombre a Calle Suecia, el nombre que conocemos hoy. Esta transformación simboliza no solo un cambio en la denominación, sino también el deseo de la ciudad de modernizarse y destacar su imagen ante los visitantes.

Calle Purgatorio

La Calle Purgatorio, un estrecho callejón de Cusco, debe su nombre a una leyenda popular. Tras la muerte de una anciana, se decía que su alma rondaba la zona, causando fenómenos sobrenaturales. Su hijo, un alcabalero llamado Colmenares, aprovechó el miedo y los rumores al disfrazarse con una túnica negra y una calavera, saliendo por las noches a recolectar limosnas bajo el pretexto de ayudar a las "almas del Purgatorio". Este acto de superstición popular consolidó el nombre de la calle, que perdura hasta hoy como un símbolo de la fusión entre la tradición y el ingenio humano.

Calle Ceniza

El nombre de la Calle Ceniza proviene de una tragedia ocurrida en 1719, cuando una terrible peste, que hoy se sabe fue cólera y fiebre amarilla, azotó Cusco, causando más de 90 muertes diarias. En medio del pánico, Doña Teófila Barrio de Mendoza, una mujer piadosa, aconsejó a sus vecinos que pidieran a los sacristanes de los templos ceniza, la misma usada en la imposición de la cruz cada Miércoles de Ceniza. La tradición decía que, al dibujar dos cruces con la ceniza en las puertas, se protegían de la peste. Los vecinos siguieron este consejo y, según la leyenda, se salvaron del contagio. Además, se dice que, cada día, montones de ceniza eran esparcidos sobre la sangre de los infectados, intensificando la creencia de que esta calle había sido bendecida. Así, la calle pasó a ser conocida como Calle de la Ceniza.

Calle Pampa del Castillo

En la época colonial, esta calle debe su nombre a una pampa que albergaba una horca, trasladada desde la Plaza de Armas a petición del obispo Fray Vicente de Valverde. En realidad, su nombre original era “Pampa del Castigo” o “Pampa donde se llora” , en referencia al sufrimiento de los quechuas sometidos a crueles penas por intentar preservar sus costumbres. Este espacio sirvió como escenario de ejecuciones y castigos públicos, incluyendo azotes y decapitaciones.

La estrecha calle que conduce a la pampa fue bautizada como “Calle Afligidos” , evocando la tristeza de quienes fueron llevados a cumplir sus sentencias. Una de las historias más recordadas es la del último ajusticiado, Francisco Chávez, un mestizo conocido por robar a los ricos para ayudar a los pobres, cuya muerte marcó el final de una era de severos castigos en esta zona.

Calle del Marqués

Una de las calles más transitadas de Cusco, conecta directamente con la Plaza Mayor. En la época incaica, esta calle era la entrada principal a la Huacaypata , hoy conocida como Plaza de Armas, destacándose por su importancia ceremonial y urbana.

El nombre de la calle proviene del Marqués de San Lorenzo de Valleumbroso , quien habitó una majestuosa casona construida en la época colonial. Esta edificación, declarada Monumento de la Nación , es un símbolo del mestizaje arquitectónico de Cusco. Actualmente, la casona alberga la Universidad Nacional Diego Quispe Tito , reconocida por sus programas artísticos y su interacción cultural.

Cuesta del Almirante

Ubicada junto a la imponente Catedral de Cusco, esta calle adoquinada es un portal al pasado histórico de la ciudad imperial. Su importancia radica en su vinculación tanto con la época incaica como colonial, siendo un reflejo de la transformación cultural de Cusco a lo largo de los siglos.

En tiempos del Imperio Inca, esta calle formaba parte del palacio del Inca Huáscar , un símbolo del poder incaico. Con la llegada de los españoles, el lugar se transformó en una casona colonial que, en el siglo XVII, fue residencia de importantes figuras como el virrey José de la Serna y el almirante Francisco Alderete Maldonado , de quien tomó su nombre.

¿Qué ver en la Calle del Almirante?

  • Palacio del Almirante : Construcción colonial que actualmente alberga el Museo Inca , un espacio dedicado a exhibir objetos, cerámicas y tejidos que narran la grandeza del Imperio del Tahuantinsuyo.
  • Plaza Tricentenario : Con fuentes de agua y un ambiente tranquilo, ofrece vistas privilegiadas de la Catedral y la Plaza de Armas, siendo ideal para descansar o tomar fotografías.

Cuesta de San Blas

La Cuesta de San Blas, una de las calles más icónicas de Cusco, comienza en la calle Choquechaca y culmina en la emblemática Plazoleta de San Blas. Esta subida empinada, con su camino empedrado y rodeada de casonas coloniales, ofrece vistas espectaculares de la ciudad y un ambiente que cautiva a visitantes de todo el mundo.

¿Qué hacer en la Cuesta de San Blas?

Esta cuesta es el acceso principal al famoso Barrio de San Blas , un rincón lleno de arte y tradición. Aquí podrás:

  • Explorar talleres y galerías : Encuentra piezas únicas de artesanía cusqueña como textiles, joyería y arte andino.
  • Visitar la Plazoleta de San Blas : Al final de la cuesta, disfruta de su fuente ornamental y toma fotos memorables en un entorno pintoresco.
  • Descubrir el Templo de San Blas : Construido en 1563 sobre una antigua huaca inca dedicada al dios Illapa (dios del rayo), este templo destaca por su valor histórico y cultural.
  • Admirar la obra de Hilario Mendivil : Recorre la galería de este reconocido artesano peruano del siglo XX y su legado artístico.
  • Disfrutar de la gastronomía : Relájate en un restaurante o restobar cercano, donde podrás saborear delicias locales y compartir con amigos.

Consejos para tu visita

La Cuesta de San Blas es un lugar mágico tanto de día como de noche. Durante el día, el sol resalta el encanto de sus calles empedradas y arquitectura colonial. Por la noche, las luces de la ciudad, en contraste con el cielo estrellado, crean un ambiente romántico y especial.

Cada una de estas llamadas es un testimonio vivo de la riqueza cultural e histórica del Cusco. Caminar por ellas es viajar a través de los siglos, entre mitos, leyendas y tradiciones que aún resuenan en sus piedras.

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